La medición y control de la ejecución es una etapa fundamental en cualquier proyecto, ya que permite evaluar el progreso y asegurar el cumplimiento de los objetivos establecidos. A través de la medición, se recopilan datos precisos sobre el avance del proyecto, como el tiempo empleado, los recursos utilizados y los resultados obtenidos. Estos datos se comparan con los estándares y metas establecidos, lo que facilita la identificación de desviaciones y la toma de decisiones oportunas para corregir cualquier desviación o ajustar el plan de acción.

El control de la ejecución implica el seguimiento constante de las actividades, asegurando que se estén llevando a cabo de acuerdo con lo planificado. Esto implica la supervisión de los procesos, la revisión de los indicadores clave de desempeño y la implementación de medidas correctivas cuando sea necesario. El control permite mantener el proyecto en curso, identificar posibles problemas o riesgos tempranamente y tomar medidas preventivas para minimizar su impacto. En resumen, la medición y control de la ejecución son herramientas esenciales para garantizar la eficacia y el éxito de cualquier proyecto, brindando información valiosa para la toma de decisiones y la optimización de los recursos.